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IN MEMORIAM



De un amigo entrañable






Miguel Mauricio Zegarra Castro
(1979-2009)

Aprenderé a dormir



en la memoria de un muro,
en la respiración
de un animal que sueña.

Alejandra Pizarnik
Escribo lo que ignoro
eso que calla, escondido
detrás de las hojas.
He regresado para descubrirlo, pero tiene frío
lo cubre una manta a la que se le salen hilos
como fibras de otro sedimento.
Es una madeja hermosa la que está al otro lado
confecciona este cobertor de filigrana que lo tapa
está hecha de polvo
va proyectándose como una película
un halo dorado de luz sobre mi cabeza
muestra imágenes sobre un muro de cal
roza suavemente los respaldares de terciopelo de las butacas.
Es una manta hermosa
que lo cubre para que no lo borre la lluvia
pero está ahí y lo miro
brilla y proyecta imágenes que nunca antes vi
está ahí para que lo mire
hasta que se me afloje el gesto, laxen las manos.
Ha dormido noches enteras bajo la manta
un Ícaro de alas doradas
con un racimo de voces arrullándolo,
tiene lo que quiere y se despoja de todo.
Dice que veré
allá
en las sombras de las hojas
sus párpados acostados
y que vendrán alegrías
como cristales a cantar en su ventana.
Habrá una hora distinta
porque quizá esto que le llaman noche no es noche
y esto a lo que le dicen isolación es otra cosa.
Si cada cosa nace ya con su nombre
no busco de las palabras un significado
él nació con el suyo, ave silenciosa.
Escribo esfinges
clepsidras
escribo porque estoy en silencio
y es que la ausencia no será más que una huella en la arena
y ya no andará más escondido al borde de las palabras.
Nos sentaremos en la orilla,
a reflejarnos en el espejo de la mar retirada
y un tremor en la arena
anunciará un sol pequeñito
hundido, canto rodado.
Y nuestra alegría será no decir
porque habrá un soplo que nos sobrevuele
un ángel abrazado
pirograbado
liberado.